¿Como hablar con los niños sobre el Coronavirus?

Actualmente el flujo de información al cual pueden acceder niños y adolescentes es muy amplio y variado, pudiendo encontrar información adecuada y acertada sobre determinados temas de interés, como también pudiendo encontrar información incorrecta o «fake news». Es un desafío para los padres el manejo adecuado del acceso a la información y en particular dicho desafío se acrecienta en el contexto actual que atravesamos de una pandemia en curso. Es importante comprender que es probable que no solo niños y adolescentes se encuentren ansiosos ante este escenario, sino que también adultos pueden estar atravesados por aspectos de ansiedad. La ansiedad es una función normal de las personas, que en líneas generales nos informa de un riesgo, de un peligro que puede ocurrir. El problema ocurre cuando la ansiedad se torna desmedida, lo cual genera que tengamos un sesgo al leer eventos del contexto y generalmente percibimos mayor probabilidad de riesgo y mayor peligrosidad.

 

Es importante que como adultos se tomen medidas para ayudar a transitar a los niños y adolescentes el escenario actual. Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta es que no debemos evitar conversar sobre lo que está ocurriendo con nuestros hijos. En promedio, ante la desinformación, es factible que ocurra que nuestros hijos recurran a fuentes de información no confiables o erróneas, o que aumenten sus niveles de preocupación. Al abordar el tema, con datos fácticos y filtrados de acuerdo a nivel madurativo de los niños, aumentamos las posibilidades de que comprendan adecuadamente que está ocurriendo y disminuyan sus niveles de preocupación. Como mencionamos previamente, no es recomendable dar información demasiado compleja o fuera del alcance de nuestros hijos. Suele ser una adecuada estrategia responder preguntas que nos realicen, no temiendo no contar con todas las respuestas. Lo importante es poder mostrar una postura de contención y escucha. Otra recomendación a utilizar es la utilización de un lenguaje reconfortante que apunte a evitar transmitir que algo catastrófico puede ocurrir a nuestros hijos, como por ejemplo que en niños los síntomas son en promedio leves. La ansiedad o preocupación no solo consta de percibir que algo peligroso va a ocurrir de forma inminente, sino también consta de una sub-percepción de los recursos que contamos para enfrentar dicha situación. Es por ello que es aconsejable hablar de forma explícita sobre qué medidas uno puede tomar para prevenir, para enfrentar la situación que es valorada como peligrosa, tales como la higiene de manos, distanciamientos social, no llevarse las manos a la cara, etc. Mantener la rutina diaria es otra recomendación frecuente, dado que cambios abruptos en el contexto e incertidumbre, no conocer que va a ocurrir tiende a aumentar los niveles de ansiedad. Es importante que como adultos uno manifieste que siempre se puede conversar sobre el tema y debemos promover en nuestros hijos que recurran a nosotros como fuente de información. Marcar que las cosas son diferentes y validar las emociones asociadas a esos cambios ayuda a los niños y adolescentes a sentirse comprendidos y disminuye el impacto anímico negativo. Si bien puede ser complejo, intentar mantener una rutina de actividad física es recomendable, mediante el juego, bailes, saltos, etc. Por último, como nosotros como adultos no estamos exentos de sentirnos preocupados, es importante cuidarnos a nosotros mismos e intentar no transmitir preocupaciones extremas a nuestros hijos, pudiendo recurrir a nuestros familiares o red social para hablar sobre lo que nos está ocurriendo. 

Dr. Francisco Musich

Donar ahora