Efectos psicológicos del aislamiento y trabajo virtual

Las crisis, las guerras, los desastres y las epidemias han sido aceleradores o detonantes de cambios en actividades humanas como el trabajo. Actualmente, el brote de COVID-19 constituye un desafío de salud global. Comenzando en China, el virus se ha extendido ya a más de cien países en todo el mundo.

El brote de la enfermedad por coronavirus ha visto a muchos países pedir a las personas que potencialmente han entrado en contacto con la infección que se aíslen en sus hogares. Asimismo, las autoridades sanitarias sugieren que “es el momento para que las empresas, los hospitales, los centros educativos y los ciudadanos comiencen a prepararse”. Ante este panorama, muchas compañías han optado por mitigar el riesgo recurriendo al trabajo remoto o trabajo desde el hogar para evitar que los empleados sufran y propaguen el virus. Por ejemplo, en China los empleados utilizan plataformas virtuales para efectuar reuniones, realizar capacitaciones, informar y seguir el avance de tareas con sus compañeros y jefes. También comparten información sobre su estado de salud. En el último mes ha aumentado el uso de aplicaciones y plataformas de apoyo al trabajo móvil, comunicación unificada, organización de contactos, videollamadas y mensajería. La agencia de publicidad más grande de Japón anunció en febrero que unos 5 mil empleados de su oficina central en Tokio trabajarían a distancia, después de que un empleado diera positivo en COVID-19. En Irlanda, Google ha enviado a su casa a 8 mil trabajadores y Twitter ha recomendado a todos sus empleados trabajar desde casa.

Ante la actual crisis de salud, y las recomendaciones y medidas de aislamiento, las empresas intentan implementar soluciones de emergencia siguiendo el estilo de que los tiempos desesperados requieren medidas desesperadas y tiempos excepcionales requieren medidas excepcionales. Pero es conveniente recurrir a la base de conocimiento existente sobre equipos de trabajo virtual para poder gestionar de una manera razonable y probada a los empleados remotos.

Convertir el trabajo presencial de una organización en uno virtual al 100 % o en una mezcla de ambos conlleva una serie de retos tanto para el teletrabajador como para el líder de equipo virtual. Los desafíos suponen ajustes durante la etapa de transición que pueden causar grandes problemas de comunicación, confianza y resultados.

La cuarentena se define como la separación de las personas que pueden haber estado expuestas a una enfermedad infecciosa del resto de la población para determinar si están enfermas y reducir su riesgo de infectar a otros. Durante el brote de coronavirus (COVID-19), la cuarentena se ha utilizado como estrategia de salud pública para reducir la transmisión de enfermedades. Los esfuerzos de cuarentena de COVID-19 han variado desde la cuarentena masiva de ciudades enteras en China, hasta el aislamiento en instalaciones administradas por el gobierno, hasta la sugerencia del autoaislamiento en el hogar.

 Si bien la cuarentena o el aislamiento puede servir ampliamente al bien público, también está asociada con desafíos psicológicos para aquellos en cuarentena, sus seres queridos y los trabajadores de la salud que los cuidan.

 Los principales estresores y efectos psicológicos del aislamiento (CSTS, Department of Psychiatry, 2020) son:

  1. Frustración y aburrimiento, que implica la pérdida de la rutina habitual (p. ej., Actividades regulares en el hogar y el trabajo, compras para necesidades) y contacto social y físico limitado con otros. 
  2. Suministros escasos y acceso inadecuado a la atención médica regular
  3. Información insuficiente, como la falta o retraso de la información de las autoridades de salud pública, confusión sobre los motivos de la cuarentena y percepción de falta de transparencia. 
  4. Extensión en la duración de la cuarentena 
  5. Temor por infectarse y / o infectar a otros, lo que puede manifestarse como una mayor atención y preocupación por la salud y los síntomas físicos, y puede ser particularmente preocupante para las mujeres embarazadas, adultos mayores y padres de niños pequeños.

 ¿Qué podemos hacer para promover el bienestar psicológico durante el aislamiento?

  1.   Utilizar la comunicación como intervención. La comunicación clara, comprensible y práctica puede reducir las respuestas psicológicas adversas y aumentar la adherencia conductual. Proporcione comunicaciones rápidas y apropiadas para el desarrollo y la cultura sobre la naturaleza de la enfermedad, los motivos de la cuarentena y otra información esencial
  2. Facilitar la comunicación con los seres queridos. El conocimiento de las condiciones de los seres queridos puede tener un impacto poderoso en la salud emocional de las personas en cuarentena y mejorar la adherencia a la cuarentena recomendada. Por ejemplo, saber que nuestros seres queridos están seguros, saludables y están bien cuidados puede reducir el estrés, mientras los contrario sucede cuando hay falta información o en casos de noticias preocupantes. Durante la cuarentena, el uso de la tecnología (por ejemplo, llamadas telefónicas y de video, redes sociales) es indispensable para mantener a sus seres queridos en contacto entre sí.
  3. Prepararse para la cuarentena. Previo al aislamiento, es importante contar con tiempo (dentro de los límites de las preocupaciones de salud pública) para que las personas hagan compras y trámites y tranquilicen a sus seres queridos
  4. Reducir el aburrimiento y el aislamiento. La planificación de actividades y el establecimiento de rutinas durante la cuarentena puede ayudar a reducir el aburrimiento y disminuir el enfoque en los síntomas y sentimientos de estar aislado de familiares y amigos. Como se indicó anteriormente, facilitar el acceso a Internet y a las redes sociales es fundamental. Sin embargo, se debe controlar la exposición a los medios, ya que demasiada exposición y la consulta a fuentes poco confiables pueden incrementar el nivel estrés 

    Para resumir, algunas cuestiones importantes a tener en cuenta en relación al aislamiento son: la comunicación efectiva y rápida, que las personas cuenten con suficientes suministros (tanto generales como médicos), el período de cuarentena debe ser corto (aunque no es un factor que controlemos) y la duración no debería modificarse a menos que se trate de circunstancias extremas. Debemos recordar que la mayoría de los efectos adversos provienen de la imposición de una restricción a la  libertad, por ese motivo, la cuarentena voluntaria se asocia con menos angustia y menos complicaciones a largo plazo. A la hora de comunicar, se debería poner énfasis en la elección altruista de autoaislamiento (Brooks, S. K., Webster, R. K., Smith, L. E., Woodland, L., Wessely, S., Greenberg, N., & Rubin, G. J., 2020).

    En cuanto al trabajo virtual, es aconsejable que las empresas que quieran aplicar esta modalidad siempre que fuera posible lo hagan de forma gradual, combinando días de trabajo presencial con días de trabajo remoto. Es importante entender que los problemas laborales de un equipo presencial cara a cara no mejorarán con la distancia. 

    Las nuevas generaciones de empleados cuentan con amplias competencias digitales, ya que tienden a aprender y adoptar sin demasiado esfuerzo las nuevas tecnologías. Si el líder tradicional quiere evolucionar a líder remoto, deberá aprender estas nuevas habilidades, al menos en relación a los nuevos medios digitales y canales de interacción.

    Luego de esta necesidad forzada por el COVID-19, la experiencia generada con el teletrabajo en equipo virtual, organizado con buenas prácticas de gestión y colaboración, aunado a la incorporación de nuevas tecnologías marcará una nueva era en las relaciones laborales, un cambio que podría persistir más allá de esta conyuntura en particular. Este cambio sin lugar a dudas pondrá a prueba nuestra capacidad de adaptación pero yo no es una opción.

 

Dra. Teresa Torralva

 

 

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